La bendición de Dios al alcance
Recientemente, le estaba pidiendo consejo a mi padre. Ya sabes, de vez en cuando necesitas la guía de tu Padre, y otras de tu padre biológico, uno que tenga sabiduría a través de años de servicio al Reino. Si no tienes a esa persona en tu vida, busca uno. En serio.
Le preguntaba a mi padre sobre todo acerca de la pérdida de peso. Mi padre ha perdido mucho peso últimamente tomando pequeñas decisiones de no comer ciertos alimentos que él sabe que afectan a su cuerpo de forma deficiente. Todos sabemos cuáles son. Pero, la pregunta candente que quería saber era esta… pregunté, “¡¿Cómo?! ¿Cómo elegiste no comer los alimentos que te gustan…?”. Él respondió simplemente, “Simplemente no lo pongo en mi plato“. Genial. Eso ayuda mucho a papá. Gracias.
Fue una decisión que tomó para poner su salud y longevidad por delante de las cosas que quería en el momento. La triste verdad es que estoy dispuesto a hacer lo contrario, a sacrificar literalmente la salud y la longevidad por simples deseos que pasan rápidamente pero que dejan efectos duraderos. Ugh. Entonces sentí las dos palabras susurrando en mi espíritu que la mayoría de los cristianos secretamente aman odiar.
La Autodisciplina
Después de esa conversación, mi padre (con toda su sabiduría), me envió algunas preguntas aleccionadoras de un devocional que estaba leyendo llamado ‘SoulFood’ para ayudarme en mi perspectiva. Eso es lo que quiero compartir con todos ustedes ahora. La mayoría de ellas tratan sobre el deseo de las bendiciones de Dios en sus vidas y pueden aplicarse a muchas áreas, sí, incluso a la ingesta de alimentos. Aquí va…
- Pregúntense, “¿Realmente quiero la bendición de Dios en mi vida?” Antes de responder, detente y hazte estas 8 preguntas.
- ¿Estoy dispuesto a dejar ir lo que quiero si no es la voluntad de Dios para mí?
- ¿Debo codiciar lo que otros tienen en lugar de esperar la provisión de Dios para mí?
- ¿Sigo hablando de mis derechos porque no me he rendido completamente al Señor?
- ¿Amo de verdad a los demás y pienso en ellos primero?
- ¿Estoy practicando las disciplinas diarias de la oración y la lectura de la Biblia?
- ¿Estoy permitiendo que Dios se encargue de mis relaciones públicas en lugar de promocionarme?
- ¿Estoy expresando alegría en medio de la adversidad y confiando en que Dios reproducirá el carácter de Jesús en mí?
- ¿Estoy tomando riesgos en la obediencia a Cristo en lugar de ceder al miedo y jugar a lo seguro?
Estas preguntas me han ayudado a cuadrar las cosas en mi mente antes de actuar en algo realmente… ya sea relacionado con la comida, relaciones/amistades o sólo para ayudar a fortalecer mi caminar diario con Dios.
Las respuestas a estas preguntas no sólo determinarán tu discipulado, tu dirección y destino, sino que también determinarán tu nivel de bendición. Si les ayuda, deben escribirlas y meditarlas en sus propias vidas. Se sorprenderán de sus resultados y tal vez todos nos convirtamos en mejores personas. ¿Amén?
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