Hoy quiero hablar de algo que afecta a los músicos de adoración de todo el mundo. Lo vamos a llamar la “maldición del músico”.
La maldición del músico es esa cosa dentro de nosotros que hace que los músicos de la multitud nos concentremos en los licks de la guitarra, en los rellenos de la batería, en las armonías vocales, en si la banda apesta o no, en la calidad del sonido, en los pedales y en el amplificador que está usando el guitarrista, …etc. ¡Esa cosa que hace que nos centremos en todo …menos en Jesús!
Los músicos sabéis de lo que hablo.
Por ejemplo, yo soy un adorador. Puedo adorar a través de todos los obstáculos de la vida. Cuando me enfrento a una circunstancia terrible, adoro. ¡Sin embargo, hay algo que cambia cuando la banda que está tocando no lo hace bien!
Hay algo dentro de mí que quiere ser extra crítico de todo lo que la banda está haciendo. De ahí la “maldición de los músicos”. ¡Hace que esas circunstancias terribles parezcan un paseo por el parque! Muchos de nosotros luchamos con esto.
Hay personas, que, aunque todavía reaparece, han podido superar casi por completo la “maldición del músico”. Entre las cosas que hicieron para superar esto hay varias ideas interesantes que vamos a compartir. Son las experiencias de un músico que consiguió “deshacerse” del problema.
Primero, ir a Dios en oración todos los días pedirle al Espíritu Santo que hiciera algo. Un cambio. Esto significa que reconocemos que tenemos un problema y que Dios nos conoce mejor que nosotros a nosotros mismos. Al leerlas, espero que Dios también trabaje en tu corazón.
¡No tenía un corazón adorador!
¿Sabes cuál fue mi primera respuesta a esto? “¡Claro que sí! Quiero decir, amo a Dios. Canto y levanto mis manos durante la adoración!” Sin embargo, como estaba abierto a Dios y a lo que Él quería mostrarme, aprendí que en realidad no sabía nada de lo que era la adoración. ¿Cómo puedo tener un corazón adorador si ni siquiera entiendo la verdadera adoración? No entendía lo que realmente era ser obediente a Dios. Dejaré que Dios te hable más de esto, pero aquí tienes una pista: comienza leyendo tu Biblia…
¡No tenía un espíritu humilde!
¿Sabes cuál fue mi primera respuesta a esto? “Sí… tienes razón”. No se puede discutir eso. Sabía que no la tenía, simplemente me negaba a cambiar. Era agradable y humilde por fuera, pero mi corazón estaba lejos de eso. Tuve que pedirle a Dios que me enseñara humildad. Todos los talentos que tengo me han sido dados por Él en primer lugar. Tuve que disminuir para que Él pudiera aumentar.
¿Quién soy yo para juzgar a los demás?
Lo último que me dijo Dios fue: “¿Quién eres tú para juzgar la adoración y las ofrendas de otras personas a mí?”. ¡Esto fue como una bofetada en la cara! Tuve que darme cuenta de que la adoración de otras personas no tiene nada que ver conmigo. ¿Cómo te sentirías si alguien se burlara de tus hijos y de los regalos que te hacen? ¿No te sentirías herido y querrías hacer caer tu ira sobre ellos? ¡Estoy seguro de que no seré el que se burle de Dios de esa manera!
Si alguna vez has experimentado esa sensación de vacío durante y después del culto, es hora de hacer un cambio. Permite que Dios haga una obra en ti. Entonces di algo como esto: “La banda puede ser horrible y el baterista puede incendiarse, ¡pero nada va a interponerse en mi adoración a mi Padre! Ni siquiera una ridícula ‘maldición del músico'”.
¿Tienes algún consejo para nosotros sobre cómo superar la maldición del músico? Compártelos en los comentarios.
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