Andaré por fe
Qué difícil es
La realidad de todo creyente es que tenemos que vivir en este mundo compartiendo la vieja y la nueva naturaleza y, aunque queramos, el pecado la mayoría de las veces consigue hacerse un hueco en nuestro vivir diario. “Qué difícil es” es un lamento por la toxicidad del pecado, una canción de confesión y arrepentimiento y, al mismo tiempo, una oda a Jesucristo, el único que nos libra del camino que nos lleva a la muerte.
“Qué difícil es” mezcla la melancolía y la tristeza con la emoción y la alegría de reconocernos como pecadores rescatados por un Dios que desborda amor.
Es una canción llena de contrastes que relata de una manera directa y sin eufemismos el impedimento que es el pecado para llevar una vida plena y abundante.
Te invitamos a hacer tuya esta canción y a que forme parte de las palabras que podemos decirle a Jesús: Perdónanos.
Participantes
- Tobías Thieme
- Jonás López
Obtén las secuencias
HISTORIA DE LA CANCIÓN
En este vídeo podemos escuchar la historia que hay tras la canción de Qué difícil es y cómo fue compuesta, desde los orígenes y las conversaciones que se dieron lugar hasta el proceso de escritura que trata de emular los recuros de la poesía hebrea.

Dios mío, qué difícil es
dejar de pecar, qué difícil es.
Creo que nunca lo conseguiré.
No sé cómo hacerlo, no puedo vencer.
Y esa horrible sensación
de ser siempre una continua decepción;
lo que quiero no hago y lo que hago no…
¿Cómo me presento así frente a mi Dios?
No sé caminar recto.
¿De verdad soy tibio y no me lo he propuesto?
Sabes bien mi Dios que yo estoy luchando,
me has hecho santo y no me lo merezco.
Y no logro dar la talla
me cuesta levantarme y no tirar la toalla.
Y creo que vives en mí
pero me veo solo en cada batalla.
Pero en la oscuridad
de repente algo en mí empieza a brillar.
Yo lo llamo esa dulce sensación:
tu Espíritu Santo comenzó a sanar
me recuerda que con Él
nada me separa del amor de Dios
y de alguna forma brota en mí una paz.
Si sabes de qué hablo canta esta canción:
Tú caminas a mi lado
En ninguna lucha me has abandonado
Sé que pagaste por mis pecados.
Por cada uno de ellos Tú me has perdonado
Y he bebido el Agua Viva
he dejado de vagar a la deriva,
porque aunque en la tempestad me esté hundiendo
el que calma los mares conmigo camina
Así que: Perdóname, Señor
Ten piedad de mí, pecador.
Hoy pongo a tus pies
mi humillado y contrito corazón.