De acuerdo, puede que no sea una afirmación totalmente exacta en todos los frentes, pero permítanme explicarlo.
Un músico cristiano compartía: hace unos años, mi iglesia se estaba preparando para nuestro “gran” evento anual. Me tocó elegir y preparar la banda. Quería que este evento fuera espectacular, así que empezamos a planificar y ensayar con meses de antelación. Todos los ensayos eran muy intensos. Nos dedicamos a perfeccionar los detalles, a ajustar las partes y a repetirlo una y otra vez. Incluso pasé más tiempo que nunca practicando en casa.
Ahora este músico odia ser esa clase de persona, pero se hizo una pregunta interesante. ¿Dónde estaba Jesús en su preparación? No recuerda que hayan orado, ni pedido su guía, ni siquiera que le hayan pedido que esté con ellos mientras se preparaban. Si lo hicieron, el duda de que fuera sincero.
Sus mentes estaba tan envueltas en la práctica que cuanto más practicaban, más se alejaban de la necesidad de Jesús. Todo se convirtió en lo que podían hacer por su cuenta y ninguna parte de ellos se apoyaba en Jesús.
Ese es el peor lugar para estar, especialmente si estas guiando a otras personas. El único lugar al que los puedes guiar ahí era a ser mejores músicos, o mejores planificadores.
Como músicos, planificadores de servicios, oradores o freaks de los medios de comunicación (lo siento, no pude resistirme), realmente puede pasar que estamos tan envueltos en la preparación que nuestro enfoque en Jesús cae en un segundo plano.
A Satanás le encanta nuestra práctica cuando nos quita el foco de Jesús. Eso es exactamente lo que le pasó a este músico.
La canción de apertura de su gran evento se estrelló y se quemó. Alguien, de alguna manera, silenció la pista de clic en sus oídos, por lo que parecían un grupo de ciervos huyendo del cazador sin control. Entonces, ¿a dónde decidieron acudir cuando sus propias habilidades no eran suficientes? A Jesús.
No siempre vas a recibir una bofetada en la cara como la que este músico recibió para centrarte. Creo que muchos pueden pasar años o toda una vida sin confiar en Jesús. Ruego que tú no lo hagas. Búscalo hoy en toda tu práctica y preparación.
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