“Sobre todo, canta espiritualmente. Tengan un ojo en Dios en cada palabra que canten. Apunta a complacerlo más que a ti mismo, o a cualquier otra criatura. Para ello, atiende estrictamente al sentido de lo que cantas, y procura que tu corazón no se deje llevar por el sonido, sino que se ofrezca a Dios continuamente; así tu canto será tal como el Señor lo quiere, y te recompensará cuando venga en las nubes del cielo“.
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Esta exhortación es apropiada para todos los que pretendemos adorar a Dios mientras cantamos, ya sea que estemos escribiendo o dirigiendo los cantos que se cantan, o si estamos en la congregación reunida para adorar, o en nuestros coches, o incluso haciendo ejercicio mientras escuchamos los cantos de adoración.
Dondequiera que estemos, en lo que sea que estemos haciendo mientras escuchamos y/o cantamos canciones de adoración, debemos tener nuestros corazones fijos en nuestro Salvador, sintonizados para cantar SU alabanza. Es demasiado fácil para nosotros perder el significado de las palabras que estamos cantando, para quedar atrapados en los crecientes sonidos dramáticos que acompañan a las letras.
Mantener mi enfoque en el Señor en cada palabra y letra cantada es un desafío difícil para mí, y estoy seguro que para cada adorador. Sin embargo, con la ayuda del Espíritu de Dios somos capaces de cantar con los ojos de nuestros corazones abiertos para ver a Cristo resucitado, para ponderar las profundidades de su amor y el significado de su sacrificio para nosotros.
Alabado sea Dios porque su Espíritu Santo nos permite cantar espiritualmente.
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