“Quien, siendo en su naturaleza Dios, no consideró la igualdad con Dios como algo para ser usado en su propio beneficio, sino que se hizo nada tomando la naturaleza misma de un sirviente, siendo hecho a semejanza humana. Y siendo encontrado en apariencia como hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente a la muerte, ¡incluso a la muerte en una cruz!” Filipenses 2:6-8
La Navidad es el milagro más grande que el mundo ha visto. El mismo Creador que hizo existir al mundo humillándose a sí mismo, bajando del Cielo, haciéndose carne, y volviéndose como tú y yo. Es impensable que el Rey de todos los reyes, entronizado en la Gloria, venga a nuestro mundo roto para hacernos completos. Lo hizo para salvarnos y mostrarnos el camino de regreso al Padre. Hasta este punto, ya había habido una increíble demostración del poder del Cielo y un milagroso avance en la historia de Dios, pero nada como esto.
“Aquí y ahora
La luz en la oscuridad
Aquí y ahora
Esperanza para los desesperados
Emmanuel“
En esta temporada de Navidad, tómese el tiempo para recordar este milagro de los milagros, esta esperanza que ahora vive para siempre. Tómese el tiempo para ir más despacio y sentir la gravedad de lo que Jesús ha hecho y lo que significa para usted y su vida. Un milagro es posible para ti. La esperanza está disponible para ti. Él demostró que está a favor de nosotros, y ahora nada puede oponerse a nosotros. ¡El Rey ha venido a vivir con nosotros!
Jesús, doy la bienvenida al poder milagroso de tu presencia en mi vida esta temporada. Lléname de nuevo con la maravilla y el asombro de Tu venida. Quiero regocijarme en la esperanza que la Navidad tiene. Hoy te alabo por haber cruzado la distancia para rescatar mi corazón. Me rindo ante ti otra vez. Te amo.
Amén.
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