El Salmo 32 es uno de los salmos que más incide en la idea del reconocimiento de pecado, el perdón y la misericordia de Dios.
Como vimos en el devocional anterior, este Salmo marca el proceso natural de la adoración en la vida de las personas: Dios bendice, esa bendición nos transforma, proclamamos la bendición. y transformación a otros y devolvemos la bendición en forma de adoración a Dios.
Pero queremos centrarnos en una de las características que muestra este salmo, vamos a leerlo incidiendo en este punto tan relevante para entender la adoración:
1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. 2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño. 3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. 4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah
5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah 6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él. 7 Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás. Selah
8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. 9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti.
10 Muchos dolores habrá para el impío; Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia. 11 Alegraos en Jehová y gozaos, justos; Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.
En primer lugar debemos entender que en este Salmo están hablando dos personas: El Salmista y Dios (versículo 8 y 9) El salmo sigue la siguiente estructura:
- El punto de partida del Salmista es que ha reconocido la bendición que es ser perdonado por Dios
- Después procede a relatar el dolor que le suponía no confesar su pecado y cómo le ponía en enemistad con Dios.
- Pero después reconoce que declaró su pecado y no encubrió su mal y que al confesar, Dios le perdonó.
- Después habla Dios y le dice que al confesar le ayudará a entender y le prestará atención.
- Por último el Salmista contrasta la vida de una persona que no se arrepiente con la que si y concluye con la idea de que hay que alegrarse en Dios, gozarse y cantar.
Algunas ideas interesantes:
- La confesión de nuestros pecados es la antesala a la adoración. Sin corazones limpios no tiene sentido adorar y esto se manifiesta de dos maneras diferentes:
- Un ser humano no puede adorar a Dios sin una santificación posicional. No podemos, como personas pecadoras, hundidas en nuestro pecado adorar a Dios. Ni querríamos ni podríamos. Sólo una persona restaurada y nacida de nuevo en cuyo ser more el espíritu santo puede llegar a entregar algo a Dios que pueda considerarse adorar. ¿Haz pensado en el privilegio tan grande que nos da Dios?
- Un Cristiano que no está en comunión con Dios y que no vive una vida de constante relación no puede adorar a Dios. Esto tiene sentido porque nosotros no tenemos un contrato con Dios, sino una relación, donde cada vez que nosotros fallamos hemos de volver arrepentidos ante Él buscando su misericordia y perdón que, sin duda, está dispuesto a ofrecer. Pregúntate: ¿Haz trabajado para Dios sin relacionarte con Él? ¿A qué crees que se acerca más ese trabajo, a las obras para las que nos preparó o a holocaustos y sacrificios ritualistas?
- En este salmo se puede ver con total claridad lo que Dios espera que suceda contínuamente en nuestras vidas y nos dice cómo podemos ser transformados y cambiados para agradar a Dios. (v8) ¿Crees que debido al tiempo que llevas caminando con Dios no eres lo suficientemente maduro o madura? ¿Haz pensado que debes confesar tu pecado para madurar?
- No debemos ser ritualistas, no podemos pretender pedir perdón a Dios cuando se acerca la Santa Cena o el fin de semana para sentirnos lo suficientemente cómodos para poder ejercer en un ministerio o para poder cantar delante de la iglesia, pero, sin duda, si no sientes en ningún momento (o muy pocas veces) la necesidad de arrepentimiento hay algo roto en tu relación con Dios. Hazte estas preguntas: ¿Te “arrepientes” para acallar tu conciencia? ¿Por qué buscas que Dios te perdone? ¿Sientes la necesidad de hacerlo?
- Dios está dispuesto a perdonar absolutamente todo con tal de recibir un arrepentimiento sincero. ¿Qué nos dice esto de lo que está dispuesto a hacer Dios por mantener la relación con nosotros?
- El salmista reconoce que mientras vivía sin reconocer su pecado se pasaba el día gimiendo de dolor. ¿Cuánto te molesta tu pecado? ¿Puedes convivir con él?
- El salmista reconoce sin vergüenza que es un pecador. Ha eliminado el tabú de que es pecador. ¿Cómo crees que afecta a nuestra comunidad cristiana que sigamos haciendo como que todos somos santos? ¿Qué peso crees que tiene en la adoración comunitaria el tabú del cristiano que no peca?
0 comentarios