Todos en el ministerio se enfrentan a tiempos difíciles – su propia “Noche Oscura del Alma”. ¿Cómo seguimos sirviendo cuando caminamos por el valle de la sombra de la muerte? Al igual que Jonathan Edwards, he hecho una lista de resoluciones para fortalecer mi caminar durante los tiempos difíciles:
Decido construir mi fe leyendo algunas cosas simples de apologética, y recordándome regularmente el Evangelio. No puedo guiar a otros eficazmente si no lo creo, y necesito seguir creciendo en mi fe, incluso en tiempos de crisis.
Decido reenfocar regularmente y poner las cosas en perspectiva, dar gracias por las pequeñas cosas, y recordarme a mí mismo tanto lo que merezco como lo que Dios me ha dado por gracia. No hace mucho tiempo, mientras estaba agachado cerca del suelo, unas hormigas diminutas me llamaron la atención. Acercando mi cara aún más, esforzándome por ver claramente, noté que se acercaban de esta manera y de otra, como si el destino del universo estuviera en sus manos. Por lo que pude ver, no lograron nada importante, pero estaban ridículamente ocupadas. Escuché a Dios decir, “Más despacio. Sólo eres un humano. Relájate. Yo me encargo de esto“.
Resuelvo dar un paso atrás y notar la bondad de Dios en la vida de los demás. Vivo demasiado cerca de mí – constantemente en mi piel – así que no tengo objetividad cuando miro mi propia vida, especialmente cuando las cosas son difíciles. Sin embargo, la Biblia a menudo se refiere a Dios como “el Dios de Jacob“, “el Dios de David“, “el Dios de Abraham” – cada vez que el peso de la vida de cada uno de esos individuos pesa en nuestra imagen de Dios. A menudo es útil mirar a alguien a tu alrededor cuya vida está claramente siendo tocada por Dios, y apoyarse en eso para tener esperanza. A veces estamos demasiado cerca de nosotros mismos para ver bien, así que puede que necesite echar un vistazo para ver la mano de Dios.
Resuelvo vivir auténticamente, y si no puedo hacerlo en mi círculo diario, encontrar a alguien con quien pueda ser honesto fuera de ese círculo. Nuestras emociones existen con un propósito, pero no se les debe permitir “dirigir el tren” – nos sirven, y son sólo una parte de lo que somos. Una forma de mantener nuestros corazones a raya es procesarlos con otros.
Aunque suene a escuela dominical, y trillado, es absolutamente esencial: Resuelvo hacer un tiempo de silencio diario – sólo para mí y para Dios, en Su Palabra, en la oración – hablando y escuchando. Tan simple como suena, esto ha hecho MUNDOS para mi esposa y para mí al ayudarnos a apoyarnos diariamente en Dios y no sólo enloquecernos en medio de circunstancias estresantes.
Por Shannon Lewis.
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